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  • Foto del escritorAlvaro H. Muñoz M.

y.... ¿sí funciona?


A menudo recibo llamadas de personas preguntando por mis procesos y acompañamientos; una de las cosas que mas les escucho decir es: “he probado prácticamente todo… constelaciones familiares, hipnosis, regresiones y toda clase de terapias pero no logro resolver mi situación; vi la información de lo que usted hace y quiero saber si realmente funciona…”


Yo les contesto que sea lo que sea que hagan, les funcionará bajo dos condiciones: la primera es si creen que funciona y la segunda es si eligen que les funcione… para explicarme mejor, te puedo contar que mi búsqueda de la autorrealización comenzó hace más de 35 años cuando mi papá me prestó un libro llamado El Poder de la Mente Subconsciente de Joseph Murphy; al leerlo me quedé maravillado con todo lo que es posible hacer para la mente humana; durante ese tiempo he explorado cualquier cantidad de procesos, terapias y conceptos para quedarme con lo mejor de lo mejor; desde lo más esotérico hasta lo más científico y en este proceso he podido ver que para algunos funcionan algunas cosas y para otros no; por ejemplo, conozco personas que usan afirmaciones y les va muy bien con ellas mientras que a mi nunca me funcionaron; de hecho, cuando las probé pasé algunos días afirmando: “soy próspero, soy próspero, soy próspero…” hasta que un día literalmente una voz en mi cabeza explotó y me decía que no era cierto, que si lo fuera no tendría que trabajar para ganar dinero y que dejara de mentirme… recientemente me enteré de que algunas universidades de Estados Unidos han hecho estudios sobre la efectividad de las afirmaciones, encontrando que no es superior al 20%; es decir que de cada diez personas que las usan, dos se ven beneficiadas mientras los otros ocho experimentan un efecto contraproducente, es decir pasan por algún tipo de estrés… como yo.


Si pudieras revisar mi disco duro, te darías cuenta de que mi carpeta de Desarrollo Personal contiene más de 343 Gb de información distribuidos en 78 subcarpetas, una por cada método, proceso o técnica de autoconocimiento que he leído y estudiado; esta información contiene toda clase de audios, videos, libros y entrenamientos online… y sin nombrar todos los entrenamientos, certificaciones y seminarios que he tomado.


A lo largo de mi investigación me he podido dar cuenta de al igual que con las afirmaciones, todo funciona y todas tienen casos de éxito, así como hay cualquier cantidad de personas a las que una, varias o ninguna le ha funcionado… así que un día me puse a revisar cuáles me han funcionado a mi y cuales no, y encontré que aún para mi algunas me han funcionado y otras no, y que más aún, dentro de las que me han funcionado, algunas lo han hecho y después lo han dejado de hacer…¿pero cómo es que una técnica funciona y después no? Comencé a indagar más en mi que en la técnica y me di cuenta de que en todos los casos, tanto si funciona como si no, y también como si funciona y después deja de hacerlo e incluso si no funcionó al comienzo y después lo hizo, había uno y solo un factor que lo causara: mi actitud.


Me di cuenta de que cuando inicié mi búsqueda, lo hacía para encontrar la mejor manera de lograr mi realización pero que con el tiempo me perdí en la búsqueda y terminé probando técnicas, herramientas y procesos solo “para ver” qué traían de diferente y “ver si” iban a funcionar conmigo, así que terminé siendo una especie de catador del vino de la auto realización, que toma una muestra y la escupe para poder tomar la siguiente.


En resumen, hoy entiendo que por estar en la búsqueda no estaba encontrando, y que cuando te conviertes en un buscador y vas de facilitador en facilitador buscando la solución mágica a tu problema, la búsqueda se convierte en tu razón de ser y entonces, ¿para qué vas a querer encontrar algo? ¡Eso sería muy peligroso!… pues si lo encuentras vas a tener que dejar de buscar… entonces, ¡mejor no encontrar!


Seguramente habrás escuchado, leído o conversado con alguien que te habrá dicho que tu creas tu propia realidad con cada pensamiento, sentimiento, palabra y acción; pues yo no te diré algo diferente, salvo que me di cuenta de que mi búsqueda solo estaba creando más búsqueda, pero también sentimientos de impotencia y frustración… ¿Cuándo va a terminar esto? ¿habrá una respuesta? ¿es esto un laberinto sin fin?


Si te sientes así por estar buscando la solución mágica a tu problema, entonces estás en la espiral decreciente de la búsqueda sin fin.


Escribí esto para decirte, que no tienes que seguir buscando y que en realidad salir de ese laberinto es más fácil de lo que se cree:


Primero, te sugiero pensar quién estás siendo tu cuando andas en búsqueda de un objeto, persona, o proceso mágico que te va a salvar… ¿Quién si no la víctima de la película? ¿a qué o a quién le estás dando más poder que a ti? y con esto no quiero decir que no sea importante tener apoyo y ayuda profesional, sí que lo es; es solo los facilitadores, coaches, entrenadores y terapeutas no podemos hacer que tú cambies, sanes o triunfes; solo podemos ayudarte con lo que no sabes o no puedes hacer, pero el poder de cambio está en ti y en capacidad de elegirlo. Podemos mostrarte caminos y posibilidades diferentes pero siempre la magia la harás tú.


Después quizá quieras notar que tu búsqueda – a menos que te esté gustando y dando disfrute - está creando más búsqueda, pero tu no te estás moviendo hacia donde tú realmente quieres ir.


Por último, la solución es dejar de buscar y elegir que el camino que tomes funcione para ti; esto suena raro, pero eres tu quien hace que las cosas funcionen o no en tu mundo; tu nunca sales a la calle, tomas un taxi y le pides al conductor que te lleve a donde el quiera ¿o sí?... tu le das el destino exacto a donde quieres ir; algunas veces le dirás por donde ir y qué ruta tomar y otras veces lo dejarás qué el con su experiencia te lleve, pero siempre estás eligiendo para dónde ir.


Lo que quiero decir con esta metáfora es que puedes elegir cualquier técnica, terapia o proceso pero si no estás ELIGIENDO QUE FUNCIONE, no va a pasar.


Te invito a dejar de tomar procesos para ver si funcionan y comenzar a tomarlos para que funcionen; tómalos para que tu vida cambie, tómalos para ser más saludable, para tener más éxito, para tener mejores relaciones, para rendir mejor en tu deporte favorito, para lo que quieras, pero no lo hagas para “ver si…”, ¡hazlo para que algo cambie en ti y en tu vida!


Ahora, tal vez te estés preguntando “y… ¿cómo lo hago?” … la verdad, no hay una receta, un paso a paso o un proceso que te pueda dar, por eso te estoy hablando de elección; al igual que cuando te subes al taxi no le dices al conductor que estás en su auto para “ver si” te lleva a tu destino, si no para ir allá.


Cuando encuentres una nueva técnica, clase, proceso tómala como cuando tomas un taxi, como un vehículo para ir del punto A al punto B, donde tu eres quien define qué es A y qué es B y donde no es el conductor del taxi, si no tú, quien determina tu destino.


La próxima vez que tomes un curso, clase, seminario, proceso, sesión o terapia hazlo con la consciencia y la convicción firme de que lo haces para lograr tu objetivo; hazlo con la actitud de lograr lo que te propones, hazlo con la certeza de cambiar tu vida pues el cambio, la magia y el milagro no son búsquedas, son elecciones.


Ahora, después de haber leído esto, ¿qué vas a elegir?



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